Los inicios

 En Relatos biográficos de una yoguini

Desde tiempos inmemoriales, los humanos hemos sentido la necesidad de encontrar respuestas a lo que observábamos, sentíamos, experimentábamos… ¿Quién soy yo? ¿De dónde vengo? ¿A dónde voy? Son preguntas que han surgido a lo largo de la historia en todas las culturas y tradiciones. Y aunque las respuestas tengan distintos matices, colores, en esencia son las mismas: <<La Verdad es Una, los Sabios le dan distintos nombres>>. La curiosidad y el enorme potencial creativo nos llevan a grandes descubrimientos en todos los niveles.

Los occidentales sentimos  una inmensa atracción hacia oriente y, cuando tenemos inquietudes, es fácil dirigir hacia allí nuestras miradas. Ciertamente, es un pozo de sabiduría; pero no caigamos en un exceso de idealismo: todas las épocas y tradiciones tienen sus luces y sus sombras.

Desde mi primer contacto con el yoga, he visto cómo ha ido cambiando la imagen que se tenía de este método milenario aquí, en occidente. Muchos creían que el yoga era estar tumbados, relajados; o estar sobre la cabeza o hacer alguna que  otra contorsión; o estar sentados con las piernas cruzadas cantando ooommm (no podía evitar sonreír cuando imitaban); incluso, algunos, hacían gestos de artes marciales (la carcajada estaba garantizada). Gracias a muchos famosos que empezaron a practicarlo, y más tarde a las redes sociales, se fue extendiendo y pocas personas ponen ya caras raras al oír hablar de yoga. Y aunque hay mucha información, muchos practicantes y muchos instructores (y a este ritmo, pronto, más instructores que alumnos), aún hay muchas personas que no saben realmente qué es o tienen una idea imprecisa de lo que es. Creo que no me equivoco si digo que todos empezamos a practicarlo por algún motivo de peso: yo también y en un próximo relato lo expondré. Las expectativas son distintas para cada uno, pero posiblemente, si se mantiene la práctica, cambien con el tiempo debido a la comprensión que surge con la experiencia.

La definición de yoga es bien sabida: unión. Entendiendo esa unión con uno mismo, con el cosmos, con el Todo; además de los distintos métodos para lograr dicha unión. El yoga es un estado que se alcanza al adquirir un compromiso con uno mismo. Es espiritualidad (no religiosidad). No es exhibición ni competición. Las posturas y los distintos métodos respiratorios y de purificación interna equilibran las distintas estructuras favoreciendo, de ese modo, el estado de interiorización y este, a su vez, va abriendo la puerta al estado meditativo. Y es en el estado meditativo donde se experimenta plenamente el significado real de Yoga. El yoga físico no es ni más ni menos que una preparación al yoga mental.

Yo también llegué a mis clases con ideas preconcebidas: dieta, hábitos cien por cien saludables… Me cuestionaba qué debía hacer, o no, para ser coherente con mi formación de profesora. Me enorgullecía cuando conseguía ejecutar una postura avanzada (el ego siempre al acecho). Pero también me decía que si hubiese sido tan importante para mi evolución adquirir las costumbres hindúes, hubiese nacido en la India, no en España. Sin embargo, no sentí la necesidad de forzar ni de llevar mi cuerpo al límite y, ni mucho menos, a la perfección. Ni de cambiar continuamente de estilos o métodos buscando nuevos estímulos o para ir a la moda. Nunca me ha atraído la idea de trabajo duro, de sacrificio. Tampoco fui a la caza y captura de maestros exóticos que decoraran mi curriculum. Desde el primer momento fue como un flechazo: quise que formara parte de mi vida y llevarlo a la vida de los otros.

Con el tiempo fue cambiando mi visión: es más importante la flexibilidad mental que la física. Tuve que aprender a desaprender, adaptar mis enseñanzas a las necesidades de mis alumnos, todos ellos occidentales, de distintas edades y muchos por prescripción médica. En definitiva, hacer un yoga para todos. Pero lo que me ha quedado claro es que hacer Sarvangasana, por ejemplo, no es yoga si no la ejecuto con cierta actitud, atención e intención. Podría darle otro nombre, pero no el de yoga.

Entradas Recientes